Ministro de Justicia renunció: Santiváñez deja el cargo a 48 horas de que el Congreso debatiera su censura

Decisión de última hora: la renuncia de Santiváñez se produjo apenas una hora después de que el Congreso agendara para el 3 de octubre el debate de la moción de censura en su contra.
El ministro de Justicia y Derechos Humanos, Juan José Santiváñez, presentó su renuncia al cargo la noche del miércoles 1 de octubre, en medio de una fuerte presión política. Su dimisión se oficializó apenas una hora después de que la Mesa Directiva del Congreso de la República confirmara que el debate de la moción de censura en su contra se realizaría el viernes 3 de octubre.
La renuncia de Santiváñez, un extitular del Interior que ya había sido censurado por el Congreso en esa cartera, le permitió evitar una segunda censura ministerial. La inmediatez de su salida generó reacciones en redes sociales por parte de congresistas firmantes de la moción, como Susel Paredes y Ruth Luque.
La dimisión del abogado de 47 años coincide además con el plazo límite legal establecido en la Ley Electoral. Dicha fecha es clave para los funcionarios públicos en actividad que estén interesados en postular a un cargo en las Elecciones Generales del 2026, quienes deben dejar sus puestos para participar en los comicios. Santiváñez no había descartado públicamente su participación en las próximas elecciones.
De la interpelación a la dimisión
Días antes de su renuncia, el entonces ministro había manifestado públicamente su tranquilidad respecto a la moción de censura y había esperado un proceso de interpelación previo a la votación de su permanencia o salida.
“Estamos tranquilos, somos absolutamente respetuosos de las facultades y potestades que tiene el Congreso de la República. Nosotros siempre apelamos al debido proceso y no como se dice, debemos dejar de practicar el caballazo. Como lo han dicho los especialistas, previo a una censura, hay una interpelación”, manifestó en su momento Santiváñez, en referencia a que esperaba ser interrogado por los legisladores antes de que votaran su permanencia. Su renuncia terminó por invalidar cualquier debate en el hemiciclo.